La homofobia de Gutiérrez y cómo los medios hicieron juego al discurso antiderechos

La semana pasada, en una entrevista para el programa Outsiders, el expresidente Lucio Gutiérrez emitió expresiones que, sin necesidad de análisis complejos, son homofóbicas, discriminatorias y estigmatizantes.

Las declaraciones del exmandatario fueron recogidas por los principales medios tradicionales y difundidas como una “opinión”, como un titular amarillista para generar clickbaits, o como un post para propiciar un “debate” sobre nuestras existencias.

Con la falsa premisa de objetivad, ningún medio calificó a las expresiones como homofóbicas. Simplemente, las esparcieron como un chisme de WhatsApp, sin criterios de responsabilidad y rigurosidad.

En el programa Outsiders, el exmandatario asoció el femicidio de María Belén Bernal con los procesos de selección de los uniformados en la fuerza pública y es aquí cuando mostró su homofobia: “No se puede ser permisivo con ciertas inclinaciones”, “(los homosexuales) no deberían estar en estas instituciones uniformadas (…) porque es un régimen que exige mucha disciplina”.

Tener una posición tan reacia a que homosexuales ingresen a la Policía y las Fuerzas Armadas es homofobia. Sugerir que no militen más en la organización es discriminatorio. Y, lo peor, asociar la presencia de homosexuales con casos condenables como con el femicidio de María Belén Bernal es inverosímil y estigmatizante.

Pero a partir de la entrevista con Outsiders, en la cual uno de los entrevistadores rebatió oportunamente a Gutiérrez por sus declaraciones, los demás medios se volcaron simplemente a viralizar contenido en redes sociales.

El Diario El Comercio, en un trino en su cuenta de Twitter, escribió “el expresidente Lucio Gutiérrez dijo que las personas con una orientación sexual diferente no deberían estar en instituciones como la Policía”.

¿Diferente? ¿Diferente de un modelo impuesto llamado heterosexualidad? En ningún momento, ni en el tuit ni en la nota, se señala que son declaraciones homofóbicas, solo se las replica.

Las posiciones de dos organizaciones LGBTIQ+ recién aparecen al final de la nota, en dos párrafos, en un intento de presentar “la otra versión”.

La homofobia de Gutiérrez se siguió esparciendo. Diario Expreso, en su cuenta de Instagram, también difundió la noticia. La misma fórmula: transcribir declaraciones, pero antes con la pregunta “¿qué piensas de estos comentarios?”.

Mientras, El Universo, presentó el video con el tuit “Declaraciones de Lucio Gutiérrez desatan comentarios en redes sociales”.

¿Por qué nuestras identidades deben ser parte de una discusión en una red social? ¿Por qué nuestras vidas deben ser motivo de más comentarios de parte de personas que no han experimentado la discriminación y violencia por ser quienes son? ¿Por qué un medio de comunicación aviva un “debate” en lugar de identificar un discurso homofóbico y discriminatorio?

Y siguiendo con ese llamado a que otros debatan de nosotroxs, apareció el programa digital Un Café con JJ. “¿Cree usted que los homosexuales no deben ser aceptados en las FFAA como sugiere el Crnel. Lucio Gutiérrez? (sic)”, fue el sondeo que se realizó en vivo para que la audiencia vote.

La homofobia de un expresidente llevada a una encuesta pública para luego mostrar los resultados. “La pregunta que va a sacar chispas”, señaló el periodista Jimmy Jairala, director del programa. A ese nivel llevaron nuestras vidas y nuestras realidades.

¿Y por qué hablar de criterios de responsabilidad y rigurosidad en este caso? Porque como periodistas no debemos simplemente ofrecer un espacio gratuito para que una persona destile todos sus prejuicios, ignorando realidades como asesinatos a personas LGBTIQ+, las terapias de “conversión” en las mal llamadas clínicas de “deshomosexualización”, o agresiones a mujeres trans

Porque en un ejercicio responsable de contrastación no podemos ignorar una Constitución o leyes que prohíben la discriminación por orientación sexual o identidad de género, o instrumentos internacionales que protegen a las personas LGBTIQ+.

No se trata de una “opinión” con la que puede redactarse un titular que se viralice, no se trata de un debate de nuestros derechos, se trata de reconocer que hay discursos que ameritan un tratamiento noticioso distinto a lo que conocemos como “breaking news”.

El pasado miércoles 28 de septiembre, el programa Un Café con JJ realizó un sondeo a partir de las declaraciones homofóbicas del expresidente Lucio Gutiérrez.

Pero no es aislado ni es la primera vez que sucede un manejo irresponsable cuando se trata de hablar de nuestras identidades y derechos. Cuando la Corte Constitucional analizaba el matrimonio igualitario en Ecuador, dos estaciones televisivas organizaron debates.

De un lado, activistas; del otro, actores antiderechos, incluso dirigentes religiosos con discursos ofensivos y estigmatizantes. “Temas que van en contra de lo natural”, “a Dios lo metimos en el clóset y del clóset estamos sacando cosas indebidas”, “se quiere legalizar la pedofilia”. Todo esto, en señal abierta.

No, no es la manera correcta de informar nuestras realidades en las que hay, siempre, discriminación y violencia. No es responsable ni riguroso. Es, sencillamente, vender titulares para generar clickbaits o generar espacios de polémica, y, aunque lo nieguen, hacer juego al discurso antiderechos.

Víctor Hugo Carreño

Fundador y director editorial. Magíster en Periodismo, Diplomado en Comunicación, Género y Derechos Humanos, y becario del International Center for Journalists. Sentí culpa por ser gay y me encerré en el clóset casi hasta los 30 años. Hoy, con orgullo y aguantando aún señalamientos, defiendo y hago un periodismo que vigile el cumplimiento de derechos LGBTIQ+.