Odalys Cayambe: «Las mujeres trans están privadas de la libertad por la criminalización»

La ola de violencia en Ecuador y las medidas dentro del ‘conflicto armado interno’ han impacto en la vida de las mujeres trans que se dedican al trabajo sexual, radican en sectores populares o están privadas de libertad. La directora ejecutiva de la fundación Vivir Libre, Odalys Cayambe, explica las distintas realidades de esta población, marcadas por la discriminación y exclusión.

VICTOR H. CARREÑO

Desde que el presidente de la República, Daniel Noboa, declaró el pasado 9 de enero un ‘conflicto armado interno’ en Ecuador, las Fuerzas Armadas tienen la potestad de ejecutar operaciones en las calles y cárceles para enfrentar una profunda crisis de inseguridad en el país.

Según información de la Presidencia, hasta el 27 de enero se desarrollaron 49.761 operativos conjuntos entre Fuerzas Armadas y Policía, y se han detenido a 4.107 personas.

La ola de violencia, más los operativos y medidas como el estado de excepción y el toque de queda, impactan en la vida de las mujeres trans que se dedican al trabajo sexual, radican en sectores populares o están privadas de libertad

La directora ejecutiva de la fundación Vivir Libre, Odalys Cayambe, denuncia que quienes se dedican al trabajo sexual son desalojadas de las calles en los operativos y criminalizadas.

Mientras que en las cárceles, durante las intervenciones para recuperar el control de estos  centros, se han denunciado agresiones y abusos contra mujeres trans. El pasado 14 de enero, en un audio divulgado por Vivir Libre, Angelina, una mujer trans que cumple una condena en una de las cinco prisiones del complejo carcelario de Guayaquil, relata que sufrió actos violencia.

La fundación Vivir Libre también pidió públicamente, el viernes 26 de enero, información al Ministerio de la Mujer y Derechos Humanos sobre el estado de una mujer trans en la cárce de Loja, tras recibir alertas de que presuntamente fue asesinada.

Sobre el primer caso, la Subsecretaría de Diversidades informó a este medio que se ha activado el servicio de protección integral en la zona 8 (conformada por Guayaqui. Durán y Samoborondón) y está a la espera del informe. Con respecto al segundo caso, el Ministerio de la Mujer emitió el viernes 26 de enero, en X (antes Twitter), un comunicado en que afirma que el equipo técnico del Servicio de Protección Integral junto con el director provincial de la Defensoría del Pueblo acudieron al Centro de Privación de Libertad de Loja N° 1 y constató que “se encuentra bien y no presenta signos de violencia”, pero no precisa más detalles sobre su situación en el centro.

La Subsecretaría de Diversidades detalló también a edición cientonce que desde la declaratoria de ‘conflicto armado interno’ el Ministerio de la Mujer y Derechos Humanos “coordina permanentemente con el SNAI (Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Adultas Privadas de la Libertad y a Adolescentes Infractores) todas las acciones relacionadas con las personas privadas de libertad LGBTI+ (sic)”.

Sin embargo, hechos anteriores demuestran un abandono del Estado a las mujeres trans privadas de la libertad, como el caso de Helen Maldonado, asesinada en una masacre carcelaria en 2021, o Mónica, herida durante enfrentamientos de bandas narcodelictivas en el centro penitenciario de Latacunga en 2022.

Odalys Cayambe, quien también lidera la casa de acogida trans Dejando Huellas, ubicada en Flor de Bastión (uno de los sectores más violentos en Guayaquil), analiza en esta entrevista con las distintas realidades de las mujeres trans en el ‘conflicto armado interno’, realidades marcadas por la discriminación, exclusión y violencia.

edición cientonce: El presidente Daniel Noboa decretó el pasado 9 de enero un ‘conflicto armado interno’ en el país en una profunda crisis de inseguridad. Las Fuerzas Armadas están en las calles, rige un estado de excepción y toque de queda. ¿Cómo estas medidas, que se suman a la violencia de los grupos narcodelictivos, afectan a las mujeres trans que viven en las periferias, que son justamente los sectores más conflictivos y abandonados?

Odalys Cayambe: Desde el punto de conflicto interno, para la sociedad civil en general ha sido muy complejo en lo social y económico. Pero esa realidad que vive la sociedad civil no es la misma que vivimos las mujeres trans. El 87% de mujeres trans ejerce el trabajo sexual como parte de sobreviviencia. Desde las periferias, hemos vuelto a la pandemia de Covid, donde no se puede trabajar en 100%. Los cuerpos trans que han gestionado sus microemprendimientos (peluquerías, restaurantes o bares) fueron primero víctimas de las ‘vacunas’ y obligados a cerrar sus negocios. Y ahora con el conflicto interno, hay límites para poder trabajar. Y quienes se dedican al trabajo sexual, no pueden trabajar por el estado de excepción y toque de queda. Hay que recordar también que somos criminalizadas y como tal puede ser que haya un estado de excepción, pero desde que estamos en una esquina trabajando nos criminalizan, nos corren, nos llevan a un retén a hacer requisas, nos intimidan, nos violentan psicológicamente.

edición cientonce: Ante esta situación, ¿qué opción le queda a una mujer trans que se dedica al trabajo sexual?

Odalys Cayambe: Ninguna. Si lo haces en el día en el centro de Guayaquil o en el Parque Centenario (en la misma ciudad), te corren. Los metropolitanos te están corriendo, los policías te están corriendo. El hecho de ser trans es un tema de criminalización. Si hay oportunidades, son las que una misma adquiere por el microemprendimiento, pero en negocios como peluquerías al momento no da al 100%. Y otra es que como limitan los horarios, muchos negocios no pueden atender hasta las 9 ó 10 de la noche; se acota por el vandalismo o los militares obligan a cerrar los negocios. Aquí en las periferias se ve más abrupta la violencia que aplican los militares hacia nosotras en el conflicto interno.

edición cientonce: ¿Qué sucede en las periferias?

Odalys Cayambe: A las peluquerías las obligan a cerrar, también a restaurantes. Son apenas las 6 de la tarde y las obligan a cerrar. Algo que no pasa con el resto.

Desde la declaratoria de ‘conflicto armado interno’, la fundación Vivir Libre ha participado en plantones y marchas para exigir los derechos de las mujeres trans privadas de la libertad.

edición cientonce: Aparte de estas dificultades para trabajar y hasta abusos que denuncia, las mujeres trans de las periferias también son víctimas de las bandas narcodelictivas: las vacunas, extorsiones o casos de violencia como el asesinato de la activista trans Jéssica Martínez, en Ambato, en 2022. ¿Cómo han manejado estas situaciones?

Odalys Cayambe: Fuimos la única organización que denunciamos el hecho de las vacunas, pedimos ayuda para Jéssica y las trabajadoras sexuales, y no se nos escuchó. Hoy en día, todas las plazas de trabajo sexual de mujeres trans en Ecuador están siendo vacunadas por la delincuencia organizada. Muchas ya no trabajan, pero las que aún están pagan de $ 300 a $ 500 mensualmente, o $ 100 semanalmente. Y esto es por la ausencia de políticas y el abandono a la población trans, y las bandas se han apoderado de este sistema de trabajo. Incluso hay casos en que son obligadas a vender droga.

edición cientonce: Y no hay manera de denunciar…

Odalys Cayambe: No, no la hay. Yo misma pagué vacuna para que me dejen en paz.

edición cientonce: ¿Y después del caso de Jéssica Martínez, se han reportado otros por negarse a pedir vacunas?

Odalys Cayambe: Por supuesto. Se han reportado 2 ó 3 compañeras asesinadas por semana. A dos compañeras de casa trans las asesinaron por negarse a traficar, y otras que son llevadas a prisión porque fueron obligadas a traficar.

Nota de Redacción: Según el informe Runa Sipiy, que monitorea los casos de violencia contra personas LGBTIQ+, el año pasado fueron asesinadas 18 mujeres trans, pero Odalys Cayambe señala que hay un subregistro en este informe y en realidad son más crímenes que se cometen.

edición cientonce: Otra situacíón en el conflicto armado interno son las mujeres trans privadas de libertad. La fundación denunció días atrás el caso de Angelina, una mujer trans que el 14 de enero fue agredida por militares. ¿Cómo está la situación en las cárceles?

Odalys Cayambe: Nosotras comenzamos con la campaña ‘¿dónde están las compañeras trans LGBTI privadas de libertad’. En estados de excepción han sido golpes y golpes en las cárceles, y hemos tenido registros que por las excusas de movimientos, traslados, conflictos internos, han desaparecido compañeras, pero no hay un registro ni un censo de cuántas compañeras trans privadas de libertad hay. Desde una supuesta asistencia prioritaria que hay en la zona Guayas, las chicas trans piden salir de ese espacio porque las obligan a comprar artículos de higiene, alimentos y pagar cuotas por servicios. Si no pagan, les pegan y torturan. Así viven las mujeres trans en un sistema que supuestamente debe ser protegido. Muchas compañeras prefieren irse a una mediana o mínima seguridad, incluso a una máxima. El caso de Angelina es alguien que se atrevió, que estaba cansada y que no quería que le pase nuevamente. Para nosotras, el cabello es parte de la feminidad, muy aparte que hay que recordar que es parte del cuerpo humano. Lo que hicieron los militares fue mutilarla al cortarle el cabello. Ella se puso una camiseta ancha (el día de la intervención) y la obligaron a sacársela; toma hormonas y por los pechos la empezaron a torturar, maltratar y vejar. Hay otros casos, como un compañero gay que lo tuvieron amarrado y lo golpearon. Las personas LGBTIQ+ no están protegidas en las cárceles. No se les reconoce su identidad, orientación sexual y expresión de género. Son llamadas terroristas. Las mujeres trans están privadas de la libertad por la criminalización, por hambre, no por ser delincuentes en sí. Y si hablamos de delitos, son sentencias mínimas, de 3 años u 8 meses.

Odalys Cayambe en una marcha el miércoles 24 de enero en el centro de Guayaquil. La movilización llegó hasta la Gobernación del Guayas.

edición cientonce: Ha señalado la transfobia en la Policía. ¿Hay entonces un perfilamiento hacia mujeres trans desde la institución? ¿Son fácilmente sospechosas para la Policía?

Odalys Cayambe: Es que llevamos una etiqueta. La sociedad civil nos ha puesto en lo último de un tejido social y con una etiqueta de borrachas, malcriadas, ladronas, drogadictas, traficantes. Somos todo lo malo. Desde que un policía te coge y dice ‘ah, ha sido maricón’, ni siquiera te pregunta, te pone las esposas. Aunque la culpa la tenga otro, la pagamos nosotras.

edición cientonce: En estos contexto de violencia, ¿qué políticas públicas se deben implementar para garantizar derechos e integridad de las mujeres trans?

Odalys Cayambe: Muchas organizaciones han presentado propuestas como el cupo laboral trans, pero no se puede hablar de proyectos o normativas mientras no haya un registro de identidades de población trans real. Se dice que hay datos en el INEC o por el cambio de datos en el Registro Civil, pero no. Si tenemos una ley de registro de identidad trans en la cual se identifique las necesidades, problemáticas, nivel de estudios, nivel psicosocial, se va a poder evidenciar la realidad de una población. También cuántas son asesinadas o cuántas desaparecen, y cuántas están en las cárceles. Es la única forma, y desde ahí comenzar con una ley integral trans en la que se apliquen los derechos contemplados en la Constitución y leyes.

Víctor Hugo Carreño

Fundador y director editorial. Magíster en Periodismo, Diplomado en Comunicación, Género y Derechos Humanos, y becario del International Center for Journalists. Sentí culpa por ser gay y me encerré en el clóset casi hasta los 30 años. Hoy, con orgullo y aguantando aún señalamientos, defiendo y hago un periodismo que vigile el cumplimiento de derechos LGBTIQ+.