Victoria Vaccaro García
22 años
Vive en Guayaquil
Poeta
¿Cuál es el primer recuerdo de tu infancia o adolescencia asociado a tu orientación sexual o identidad de género?
Yo diría que fue cuando usé por primera vez una falda de mi mamá como vestido. Me acuerdo que no paraba de mirarme al espejo; revoloteaba por la casa como si de repente me hubiesen crecido alas. Poco después me dijeron que eso no era correcto, que yo no era una niña, pero dentro de mí sabía quién era y nadie nunca podía cambiarlo.
¿Cuál experiencia de discriminación, exclusión o violencia fue la que más te marcó?
Ser una mujer trans en cualquier parte del mundo es peligroso. Para el resto de personas no eres ni hombre ni mujer, eres un ente limítrofe, disidente, dismórfico. La mirada del resto cuando perciben o me identifican como trans y exteriorizan su transfobia a través de sus ojos es una experiencia de discriminación, exclusión y violencia continua.
¿A qué edad saliste del clóset y cómo fue el proceso?
Cuando era joven no sabía que era “ser trans”. Yo pensaba que era un hombre homosexual y tenía que resignarme a ello. Pero cuando empecé a leer, a informarme gracias al internet y a personas que fui conociendo y me fueron guiando, descubrí lo trans y cuando lo hice me di cuenta quién era en realidad. El proceso fue y sigue siendo doloroso, como toda transformación.
¿Cuál experiencia de aceptación de familia o amistades es la que más atesoras?
Mi mamá tratando todos los días de usar los pronombres correctos, corrigiendo a las personas que todavía usan pronombres masculinos para referirse a mí, en especial mis hermanas y mi entorno familiar. Es el mayor acto de amor que ella puede ejercer como mi madre, porque sé que me ama y me acepta tal y como soy.