“Son bienvenidos, pero…”

La advertencia del director ejecutivo del Comité Organizador del Mundial de Fútbol sobre el comportamiento que deben tener parejas del mismo sexo en Qatar es, en la práctica, una amenaza. El país penaliza la homosexualidad con prisión de 3 a 10 años.

VICTOR HUGO CARREÑO

Cuando se trata de frases homofóbicas o transfóbicas, la palabra pero siempre aparece del lado de quien intenta ocultar su intención de discriminar o excluir: “pueden hacer su vida como deseen, pero en privado”, “no soy homofóbico, pero no estoy de acuerdo en que se casen”, “los respeto, pero también respeten a quienes pensamos distinto”…

Las frases con el pero de por medio son parte de una larga lista de expresiones que intentan menoscabar derechos de las personas LGBTIQ+ y estigmatizarlas.

Ese pero también puede ser una amenaza cuando un país criminaliza la homosexualidad. La semana pasada, el director ejecutivo del Comité Organizador del Mundial de Fútbol Qatar 2022, Nasser Al Khater, advirtió en una entrevista a CNN que las parejas del mismo sexo pueden visitar el país durante el torneo deportivo bajo una condición donde aparece el pero.

“Serán bienvenidas (las parejas del mismo sexo) a Qatar como fans de un campeonato de fútbol. Pueden hacer cualquier cosa que otro ser humano podría hacer, pero lo que estoy diciendo es que Qatar es conservador con respecto a las muestras de afecto en público”.

La frase no solamente es homofóbica, sino que además puede representar una intimidación porque en Qatar la homosexualidad está penalizada. El Código Penal de ese país considera delitos los actos sexuales consentidos entre parejas del mismo sexo e inducir o seducir a “cometer sodomía”. Las penas van desde los 3 a 10 años.

Aunque en la entrevista en ningún momento Al Khater amenaza abiertamente con prisión para personas LGBTIQ+, fue enfático en señalar que las demostraciones públicas de afecto “están mal vistas” o “pasan de la raya” y pide “respeto a la cultura de la región”.

Cuando la periodista Amanda Davies le preguntó qué es aceptable o no, él -de manera escueta- respondió: “Considero que las personas entienden eso de forma innata. Las personas saben que si van a un país tienen una idea y comprensión de ese país. Hay países más conservadores que otros”.

Antes de las declaraciones de Al Khater, el futbolista australiano Josh Cavallo, quien salió del clóset el mes pasado, dijo que tiene temor de ir a Qatar a jugar el campeonato mundial si su país clasifica.

“Leí algo parecido a que (ellos) imponen la pena de muerte para los homosexuales en Qatar, así que tengo mucho miedo y realmente no querría ir a Qatar”, dijo a The Guardian.

Josh Cavallo, futbolista australiano que el mes pasado salió del clóset

La Federación Internacional de Fútbol (FIFA) no se ha pronunciado sobre las declaraciones de Al Khater. En medio de ese silencio, organizaciones europeas como la Agrupación Deportiva Ibérica LGTB+ y la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans, Bisexuales e Intersexuales, solicitaron cambiar la sede del torneo.

Es la segunda ocasión que realizan este pedido. La primera vez que lo hicieron fue cuando Qatar fue designada como sede del Mundial 2022. “La celebración de competiciones deportivas internacionales no ha provocado ningún avance en los derechos humanos ni del colectivo LGTBI+ ni de las mujeres, que se incumplen sistemáticamente en este país”, señalan en un comunicado conjunto.

Qatar, un país con casi 3 millones de habitantes que ha experimentado un acelerado crecimiento económico por sus exportaciones petroleras, está ubicado en Medio Oriente, una región donde ser LGBTIQ+ conlleva riesgos. Según el informe Homofobia de Estado de ILGA World publicado el año pasado, 21 países de Asia criminalizan la homosexualidad con prisión e incluso pena de muerte.

En Arabia Saudita, Irán y Yemen consta explícitamente la pena de muerte para personas LGBTIQ+. Sin embargo, hay otros Estados de la región en los que -según advierte ILGA World- también se estarían imponiendo penas letales de acuerdo a información que ha recopilado, pero con menos certeza jurídica por la imposibilidad de acceder a información oficial.

Entre estos últimos países se encuentra Qatar. Según el organismo mundial, tienen reportes de que el país aplica la ley Sharia (conjunto de códigos éticos y morales derivados de la tradición islámica).

Además, el informe de ILGA World recuerda que en 2017, cuando el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas emitió una resolución para condenar la pena de muerte de personas LGBTIQ+ por su orientación sexual o identidad de género, Qatar -junto a Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos- votaron en contra.

En un país que vulnera derechos de las personas LGBTIQ+, el pero de Nasser Al Khater tiene un trasfondo intimidante.

Víctor Hugo Carreño

Fundador y director editorial. Magíster en Periodismo, Diplomado en Comunicación, Género y Derechos Humanos, y becario del International Center for Journalists. Sentí culpa por ser gay y me encerré en el clóset casi hasta los 30 años. Hoy, con orgullo y aguantando aún señalamientos, defiendo y hago un periodismo que vigile el cumplimiento de derechos LGBTIQ+.