31 Jul Un movimiento que se articula en Brasil para difundir odio contras las feministas y defensoras de derechos
Las nuevas estrategias para silenciar a las mujeres que defienden los derechos y la equidad de género incluyen la judicialización religiosa y la exposición en las redes sociales
JOANA SUÁREZ, AZMINA
Madre, feminista, negra y evangélica. Un “demonio”. Así llamaron a la científica social y doctora en antropología, Simony dos Anjos, de 37 años. La diputada estatal Ana Campagnolo, del sur de Brasil y del partido del expresidente Jair Bolsonaro, publicó en 2022 la foto de Simony en una red social con el comentario: «toda feminista es abortista, toda abortista es del demonio, no hay feminista cristiana». Y hubo más: la parlamentaria, autodeclarada antifeminista, animó a sus 1,2 millones de seguidores a entrar al perfil de Simony dos Anjos, quien recibió una oleada de odio y ataques de hackers.
«Fue una de las situaciones que más miedo me causó, no tienes control sobre lo que la gente puede hacer cuando te odia», dijo Simony en entrevista para este reportaje. Simony es una figura pública, activa en la lucha por los derechos de la mujer en ámbitos religiosos. Es secretaria ejecutiva de la Red Evangélica de Mujeres Negras. En octubre de 2022, durante las elecciones generales en Brasil marcadas por una polarización política de fuertes presencias de extrema derecha, Simony recibió insultos y amenazas que la llevaron a exponerse menos públicamente.
«Internet no es un mundo aparte, el odio que difunde es un verdadero atentado a nuestras vidas reales», opina. Simony demandó a Ana Campagnolo por el ataque que recibió. Seis meses más tarde, el caso no avanzaba hacia una resolución en el municipio de Osasco, el quinto más poblado del estado de São Paulo. Sin embargo, un proceso judicial por calumnia contra Simony avanza rápidamente en Brasilia.
Anderson Silva, líder religioso joven y partidario del bolsonarismo, alegó que la activista habría afectado su honor e imagen en una columna publicada en la revista Carta Capital. En el artículo, Simony criticó los discursos del pastor sobre el supuesto «potencial demoníaco de las mujeres», lo que para ella es un discurso irresponsable en un país tan religioso como Brasil.
«Según él (el pastor), la sociedad sólo se fija en la agresión que un hombre comete contra una mujer, pero no en la tortura psicológica a que la mujer supuestamente somete al hombre. (….) Culpabilizar a las mujeres por sufrir violencia refuerza la idea de que merecen ser golpeadas y eso estimula e incita a los hombres a cometer abusos…«. Anderson pidió una indemnización de 48.000 reales brasileños (el equivalente a U$S 10 mil) en una demanda contra Simony. En una transmisión por internet, el líder religioso se presenta como una víctima amenazada por la feminista, lo que generó una ola de reacciones en su Instagram.
La judicialización y la exposición en las redes son formas de silenciar e intimidar a activistas y movimientos sociales. «Tengo hijos, familia, soy funcionaria, y todo esto puede traerme consecuencias», afirma Simony.
Juristas evangélicos
Los antifeministas (o contrarios a los derechos de la mujer) presentan demandas, en una política de ataques y, a diferencia de la mayoría de activistas, cuentan con abogados, estructura y recursos para pagar los costos de dichos procesos. Existe incluso una Asociación Nacional de Juristas Evangélicos (Anajure) que establece asociaciones entre líderes religiosos y operadores del derecho: abogados, jueces, fiscales y defensores evangélicos. En 2021 ya había 800 personas asociadas en todo Brasil.
En enero de 2023, en el estado de Piauí, una jueza nombró a un defensor público para representar al feto de una chica que quería interrumpir legalmente su embarazo porque había sido violada. En ese caso, Simony cuestionó la defensa del feto por considerar que la mujer gestante también se ve amenazada y necesita defensa ante la tergiversación del derecho humano individual para defender la supuesta institución familiar. Simony lo llama “proyecto familista», basado en el patrón heteropatriarcal blanco.
El discurso religioso gana adeptos. Se presenta como un movimiento a favor de la familia – y no en contra de los derechos de las mujeres -. En esta lógica, las feministas son las que quieren romper las familias por defender el aborto, mientras que los cristianos quieren tener hijos. También las acusan por sostener que el género es una construcción social y por buscar y defender la igualdad, algo que en los círculos conservadores se tergiversa como «ideología de género».
Discursos antifeministas coordinados y renovados
Quienes forman parte de movimientos antigénero recurren a las mismas tácticas para ganar proyección política y social. En Brasil, eso sucede entre la diputada Ana Campagnolo y el pastor Anderson Silva que, a su vez, se parecen a las tácticas del diputado federal bolsonarista Nikolas Ferreira y el pastor Silas Malafaia. Estos últimos gozan de gran alcance e impacto nacional, a través de discursos de odio y desinformación que propagan sobre aborto e ideología de género. Para la investigación de este reportaje se analizaron sus cuentas en redes sociales -desde que fueron creadas- donde se advierte que los términos ‘aborto’ e ‘ideología de género’ son permanentes en sus agendas.
Los perfiles lo evidencian. Nikolas Ferreira (Partido Liberal), de 27 años, es licenciado en Derecho y fue el diputado más votado a nivel nacional en las elecciones de 2022 con casi 1,5 millones de votos. Es un firme aliado del expresidente Bolsonaro. Tiene más de 15 millones de seguidores en sus redes sociales (Twitter, Instagram, Facebook y TikTok) y dialoga con un público joven, la nueva generación de la extrema derecha antifeminista.
«Nací en una cuna cristiana y conservadora, en la ciudad de Belo Horizonte… En la universidad fui criticado varias veces por exponer mis creencias y combatir ideas de izquierda, como el feminismo, la ideología de género, el socialismo y el aborto«. Así se describe Nikolas en su sitio web.
En el perfil de @nikolas_dm, la cantidad de posts sobre aborto y feminismo crece entre 2020 y 2022. Al mismo tiempo en que hace bromas, emplea una fuerte ofensiva en espacios de poder contra los proyectos de ley con foco en la igualdad de género, y utiliza lenguaje bélico, incitando al debate sobre derechos de la Guerra Cultural.
Frente a noticias sobre el aborto, Nikolas se empeña en exponer su radical opinión en las redes, como en este post de Twitter que recibió 14.000 likes: «Si aprueban el aborto, tienen que aprobar la pena de muerte. Si los inocentes pueden morir, los mendigos y vagos también«. El pasado Día de la Mujer, en el Congreso Nacional de Brasil, Ferreira se puso una peluca rubia e ironizó a las mujeres trans. A esto, se suman entrevistas polémicas y contenidos falsos que difunde en las redes, lo que ocasionó un llamado de atención durante el período electoral. Fue cuando el Supremo Tribunal Federal determinó y ordenó a Nikolas que eliminara un video ofensivo contra Lula.
Narrativas multiplataforma
Los contenidos falsos sobre Derechos Sexuales y Reproductivos favorecieron e incentivaron candidaturas conservadoras en las elecciones de 2022. El uso de robots ampliaron los discursos antiderechos en las redes, siendo Youtube uno de los principales canales de contenidos ultraconservadores. NetLab, el Laboratorio de Estudios de Internet y Medios Sociales de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), realizó un monitoreo multiplataforma de la desinformación durante el período:
La opinión del pastor
El pastor Silas Malafaia sigue la misma línea narrativa de Nikolas, con fuerte presencia en internet, especialmente en YouTube. Presidente de la “Asamblea de Dios Victoria en Cristo”, él graba vídeos con enérgicas opiniones y se posiciona como una «voz que defiende la verdad«. En su canal de videos de 1,7 millones de suscriptores, ha llegado a decir que el aborto es peor que la violación. Malafaia se ha convertido en una de las mayores influencias religiosas y políticas del país de las últimas décadas contra feministas, homosexuales e izquierdistas y en un firme aliado de la bancada evangélica en la Cámara de Diputados.
Las elecciones presidenciales de 2022 fueron un campo en el que proliferaron las noticias falsas. Y Malafaia contribuyó a difundir la información falsa que el entonces candidato Lula cerraría iglesias evangélicas. Otro tema recurrente en sus posteos es la “ideología de género” que tergiversa diciendo: «nosotros, cristianos no podemos aceptar esta estrategia que pretende destruir la familia y erotizar a nuestros hijos«. Silas Malafaia ya fue denunciado por transfobia por la Alianza Nacional LGBTI cuando atacó al empresario Thammy Miranda, un hombre trans que participó en una publicidad del Día del Padre.
Cursos para que los cristianos profundicen y argumenten su postura
El pastor Malafaia promociona su libro Silas Malafaia en foco: qué piensa el pastor más polémico de Brasil sobre los temas más relevantes de la actualidad. Mientras tanto, Nikolas Ferreira (PL) produce contenido en redes: vende un curso online a R$ 197 reales brasileños (cerca de US$ 40,00 dólares estadounidenses) para enseñar a los cristianos a posicionarse políticamente contra el aborto, la ideología de género, el activismo LGBTIQ+ y el feminismo. Los módulos iniciales se llaman: «Estamos en guerra», «Comprender al enemigo» y «Socialismo».
Otros representantes legislativos, como Ana Campagnolo, citada al inicio de este reportaje, también ofrecen cursos online. La diputada tiene talleres sobre ‘mentiras feministas’ y el club ‘antifeminista’ que cuesta R$ 399,00 reales brasileños (equivalente a US$ 80,00 dólares estadounidenses).
La estudiosa de los movimientos antigénero en América Latina y del antifeminismo político, Tabata Tesser, defiende la idea de prohibir la comercialización y generación de ganancias en las redes de figuras vinculadas a responsabilidades en la esfera política y pública. «Utilizan su red y estructura parlamentaria para lucrar de forma privada», advierte la doctora en Sociología y máster en Ciencias de la Religión.
Este camino adoptado por los influencers evangélicos – clases, cursos y conferencias que anuncian en sus redes, con discursos superficiales distribuidos de forma masiva – es una manera de popularizar el debate y vaciar el sentido de “género” mediante ideas repetitivas. Es lo que la investigadora Tabata llama post-ideología (como post-verdad, algo inventado que se propaga como “verdadero”).
Estrategias ampliadas
Ejemplos de la fuerte actuación católica en este ámbito son las clínicas y asociaciones «provida», que buscan convencer y evitar el aborto en las mujeres que han decidido interrumpir su embarazo. «Son lugares de conversión, tortura psicológica y que se han constituido en una red consolidada y de mujeres que las coordinan», señala Tabata. A su vez, existen voces de mujeres en el debate antifeminista, contra el aborto y la ideología de género que aparecen como sujetas políticas, que difunden odio y desinformación. Un ejemplo es la diputada Ana Campagnolo, quien pidió una investigación parlamentaria sobre el aborto (amparado por la ley) de una niña de 10 años, en 2022.
Mientras el aborto se presenta y comunica como una agenda moral que moviliza a estos grupos, la ideología de género aparece como una agenda asociada al tema. Padres y madres de estudiantes y organizaciones religiosas se unen para promover la campaña «Escuela sin Partido» un proyecto educativo que se extiende al homeschooling (escolarización en casa) y con los padres como autoridad educativa y para hablar de todo.
Acción legislativa
Desde el año 2006, el Movimiento Nacional de Ciudadanía por la Vida usa el hashtag #BrasilSemAborto. Para la producción de este reportaje, fue realizado un seguimiento de los posteos en Twitter desde que su perfil fue creado, en 2009. En las redes sociales se difunden contenidos como: “#VerdadPorLavida, una serie sobre el origen de la vida. ¿Qué dice la medicina? No se deje engañar.” Se incentiva a los seguidores a llamar al Supremo Tribunal Federal (STF) para hablar contra el aborto. Además, promueven la Marcha por la Vida y hacen circular los hashtags #abortoesprejuicio o #lasdosvidasimportan.
La campaña #BrasilSinAborto también es muy activa en la política. En períodos electorales busca establecer relaciones con candidatos que se pronuncien contra el aborto. Hubo campañas y acciones online para recoger firmas para la votación y aprobación en el Congreso Nacional del Estatuto del no Nacido. Se trata de un proyecto de ley (PL 478/2007) para que los fetos tengan derechos ciudadanos y se impida el aborto en cualquier circunstancia.
La presencia de evangélicos en la política brasileña viene creciendo en las últimas dos décadas. En la Cámara de Diputados representan un 15% del total. Los resultados electorales de 2022 arrojaron un récord de religiosos que fueron electos. Jair Bolsonaro siempre lideró la agenda contra los derechos de las mujeres en el Congreso Nacional y se convirtió en uno de los que más condenó el uso del término «género». Cuando llegó a la Presidencia, todas las políticas de derechos sexuales y reproductivos que hablaban de aborto y género sufrieron cortes o fueron eliminadas del Sistema Único de Salud del Brasil.
Ataques virtuales, violencia real
El discurso antiaborto, los contenidos falsos y los ataques contra mujeres y personas LGBTIQ+ coordinados por líderes religiosos y políticos de extrema derecha siguen activos incluso después del Gobierno de Bolsonaro. Operan, principalmente en la esfera virtual, pero tienen consecuencias reales.
El número de femicidios en Brasil crece año tras año. Según el Anuario Brasileño de Seguridad Pública, son más de tres muertes por día, en promedio. Y los casos de violencia contra la población LGBTIQ+ aumentaron un 164%, pasando de 1.367 en 2021 a 3.613 en 2022. Estos datos se refieren a las denuncias de violencia física, sexual, psicológica, patrimonial, tortura, negligencia, discriminación, entre otras – recibidas por Disque 100 (número de teléfono para quejas de la Defensoría del Ministerio de Derechos Humanos). De acuerdo a la Asociación Nacional de Travestis y Transexuales (Antra) hubo 131 asesinatos de personas trans en 2022.
En Brasil, las mujeres también mueren y pasan por procesos judiciales por aborto. En una década hubo 528 muertes registradas en el Sistema Único de Salud (SUS) en procedimientos post-aborto. Y más de 1.000 brasileñas (1.296) fueron acusadas judicialmente de haber abortado en los últimos cinco años (entre 2018 y 2022), según datos del Consejo Nacional de Justicia (CNJ).
En Brasil, alrededor de medio millón de mujeres abortaron en 2021, de acuerdo a la Encuesta Nacional de Aborto (PNA-2021). Sin embargo, menos de 200 mil mujeres acuden a los hospitales públicos a buscar ayuda o terminar el procedimiento. La mayor parte de las mujeres interrumpe el embarazo de forma clandestina, sin información ni orientación segura, arriesgando su vida. Por ello, expertos en el área defienden que la penalización del aborto es convertir en delito una necesidad sanitaria, que cuenta con recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Además, este es un hecho cotidiano en la vida de las mujeres, la PNA señaló que 1 de cada 7 mujeres de 40 años ha abortado al menos una vez.
La desinformación que aleja a las personas
La elección presidencial de Bolsonaro en el año 2018 también suscitó que figuras importantes en el debate sobre aborto y género/diversidad sexual abandonaran el país. Los ataques de odio online y desinformación estuvieron en el centro de la escena y de esa toma de decisión. La antropóloga Débora Diniz que trabaja para la mejora en el acceso al aborto fue una de ellas, así como el entonces diputado federal Jean Wyllys.
En 2022, algunas mujeres brasileñas feministas y con notable trayectoria política en defensa de los derechos humanos también desistieron de entrar a la contienda electoral. Fue el caso de la periodista Manuela D’ávila, la diputada federal por el estado de Minas Gerais, Aurea Carolina y la diputada estatal de São Paulo, Erica Malunguinho.
Simony, la feminista evangélica con quien se inició este reportaje, sueña con un Brasil justo para las mujeres, un Brasil que no sea misógino, racista, LGBTQfóbico y que no abuse más de los pobres. Simony lucha para que no se recurra más la fe y creencias de la gente para oprimirla.
Buscamos a Nikolas Ferreira, Silas Malafaia, Anderson Silva, Ana Campagnolo e movimiento «Brasil Sem Aborto» para interrogarlos sobre lo que se dice en el texto sobre ellos y hasta el momento de esta publicación no hubo respuesta.
Esta es una investigación periodística transfronteriza realizada por los medios digitales AzMina, MANIFIESTA, Andariegas y Edición Cientonce, gracias al apoyo del Consorcio para Apoyar el Periodismo Regional en América Latina (CAPIR) liderado por el Institute for War and Peace Reporting (IWPR).